domingo, 9 de octubre de 2011

Esta el la típica historia de amor entre un bolso y una copa, no sé si es un cuento con pinta de fábula o un fábula con pinta de cuento, me quise expresar pero creo que a veces me contradigo, escribo cosas malas sobre el amor y luego remato con una bella historia sobre el mismo. De igual manera eso es el amor, es no saber lo que se dice ni lo que se hace, es no tener coherencia, es llenarse de inspiración, es querer tirar todo por la borda, es querer no volver a enromarse, ES QUERER ENCONTRAR EL AMOR DE LA VIDA.

LLENOS DE AMOR !!

En algún lugar del mundo, escondido en un rincón de un cuarto se encontraba un bolso, acomplejado y triste porque hacía ya varios años no lo utilizaban, no llenaban su interior para hacerlo feliz. Sin darse cuenta y pensando que este abandono solo le ocurría a él se encontraba en otro lugar del mundo una copa con el mismo problema del bolso, hace mucho tiempo no la llenaban con algún liquido para hacerla feliz.
Desesperados por esta situación tanto la copa como el bolso y desconociendo el uno la existencia de la otra decidieron escapar de sus respectivos hogares con el objetivo de buscar ese algo que les devolviera la felicidad; vagaron por distintas ciudades, conocieron personas y objetos, cruzaron mares y desiertos, pero no lograban hallar la felicidad.
Estando la copa tirada en una acera de un pueblo de nombre impronunciable, pensando en que su vida no tenía sentido, quiso quitarse la vida lanzándose a la carretera para ser quebrada por algún automóvil, con tan buena o mala suerte que el conductor del coche que pasaba decidió parar y recogerla. Era un hombre viejo francés que se la llevó para su bar en París.
En esos ires y venires el bolso llegó a la capital del amor, con la ilusión de encontrar eso que lo hiciera feliz. Emocionado se fue para el primer bar cerca de la Torre Eifel, allí, un hombre viejo atendió su pedido, le llevó en vino en una copa.
El vino que pidió fue el mismo que ha venido tomando desde hace ya varios años,  pero que no le causa algo diferente a la borrachera que le da cuando lo toma en grandes cantidades.
El pedido llegó y se dispuso a ingerir el primer sorbo de este, cuando lo hizo tanto la copa como el bolso sintieron algo especial, como ese no sé que, en no sé donde que irradia de felicidad y saca una sonrisa. Asombrado el bolso ingirió nuevamente el vino y ambos sintieron mariposas en el estomago.
Para verificar si este era el mismo vino que estaba acostumbrado a tomar, le pidió al hombre viejo que le llevara la botella, cuando se la llevó el bolso tomó directamente de esta pero no causo sensación alguna, así que dijo que en esa misma copa le sirvieran agua. Cuando se la tomó, ambos sintieron como si el amor los envolviera, como si una fuerza extraña se apoderara de ellos.
Así fue como el bolso entendió que no importa con lo que llene su interior, siempre y cuando venga de aquella copa, la cual también se dio cuenta que su felicidad está en satisfacer las necesidades del bolso.
Mientras el hombre viejo atendía más clientes, ambos decidieron escapar, el bolso sin pagar la cuenta y la copa de su dueño. Ahora viven dando vueltas por el mundo disfrutando de sus placeres pero ya no en busca de la felicidad, porque se dieron cuenta que esta es estar el uno al lado del otro.

FIN...

El amor llegará, de la forma menos esperada y en el lugar que usted menos se imagina...

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